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CUADERNO DE TLALOC. Retazos filosóficos de los siglos XIX, XX y XXI.

Ontología y análisis en el Atomismo lógico de Russell

Bertrand Russell tuvo que romper con los esquemas que pacientemente construyó en su mente en su juventud, influido por el idealista inglés Bradley. En efecto, el idealismo hegeliano le llegó a Russell de la mano de Francis Herbert Bradley, filósofo inglés exponente del idealismo absoluto, un sistema que concibe el conjunto de la realidad como producto de la mente y no como algo percibido por los sentidos. Su filosofía deriva directamente de la obra del filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel. Según Bradley, la totalidad de lo real constituye la única sustancia o realidad (monismo), y a su vez esta sustancia no es diferente del pensamiento (idealismo).

La primera labor profiláctica de Russell erá desembarazarse de estas teorías y sustituir el idealismo por el realismo, y el monismo por pluralismo.

Pluralismo, realismo y análisis

Para Russell, el idealismo de Bradley tiene su origen en la inaceptable concepción de las relaciones existentes entre los divcersos seres constituyentes del Universo. Este concepto erróneo a ojos de Russell es llamado por él "teoría de las relaciones internas", según esta teoría cada ser es lo que es en virtud del lugar que le corresponde en la totalidad. Russell sustituyó esta teoría por la "teoría de las relaciones externas", según la cual las relaciones son indpencientes de las propiedades de los elementos relacionados. como ejemplo: que un ente A sea mayor que otro B no es una propiedad intrínseca a A ni B. Russell con ejemplos como éste concluye que las relaciones son externas y no constituyen el ser de las cosas relacionadas ni una propiedad de las mismas.

El abandono de la teoría de las relaciones internas permitió a Russell abandonar el idealismo y el monismo. Veamos el porqué:

  • Una vez rechazada la teoría de las relaciones internas, rechazamos que lo real está constituido por su relación esencial con el pensamiento, y admitimos que los objetos del universo tienen una esencia independiente de nuestro conocimiento de los mismos. Esta concepción de las cosas se denomina realismo.
  • La teoría de las relaciones internas implica que los distintos individuos y hechos del universo constituyen un sistema unitario (monismo). Una vez rechazada ésta  podemos afirmar que existe una pluralidad de hechos cuya verdad no depende ni de la supuesta totalidad ni tampoco de la verdad de otros hechos.

Este doble punto de partida abrió el camino al análisis como método de la filosofía: puesto que el universo consta de múltiples elementos, el camino más adecuado para su conocimiento será descomponer los hechos complejos hasta llegar a los más simples (atomismo lógico).

Características del atomismo lógico

  1. Surge como reacción al idealismo de Bradley, que a su vez se inspira en Hegel.
  2. Sus textos fundamentales son «Nuestro conocimiento del mundo externo» (1914), «Filosofía del atomismo lógico» (1918) de Russell  y el "Tractatus logico-philosophicus" de Wittgenstein.
  3. Según el atomismo lógico, el mundo entero forma un conjunto de hechos atómicos no relacionados entre sí y nuestro conocimiento depende de los datos de nuestra experiencia directa con ellos.
  4. La filosofía del atomismo lógico, según reconoce el propio Russell, constituye un pluralismo extremo, pues afirma la existencia de una multiplicidad de cosas singulares y niega que tales cosas formen una unidad, una totalidad.
  5. Su inconsistencia ha sido reconocida, en último término, hasta por sus mismos partidarios.

Filosofía analítica

Se trata de un amplio movimiento, talante o giro a la hora de hacer filosofía, según el Diccionario de Filosofía Ferrater Mora, de diversas procedencias, pero sobre todo en lengua inglesa, alemana y polaca.

Sus orígenes se remontan a principios del siglo XX. El surgimiento se puede centrar en Inglaterra, con G.E. Moore y B. Russell. Este último muy influenciado por los trabajos en lógica matemática de Frege y Boole. Esta filiación ha hecho afirmar a más de uno que la F.A. se reduce a la lógica matemática; o que todo filósofo analítico es un lógico matemático, o al menos está interesado por la lógica metamática, pero es más conveniente reconocer que la lógica formal es nuetra respecto a cualquier posicionamiento filosófico.

Desde sus orígenes, tenemos dos ramas importantes de la F.A. que darán lugar a dos grandes orientaciones de dicha filosofía: la centrada en la lógica (lenguaje ideal) y la centrada en el lenguaje corriente.

La F.A. no puede renuncia a otro foco original: los trabajos que van desde Hertz y Mach hasta el Círculo de Viena y el positivismo lógico. En este foco, la lógica y la filosofía de la ciencia son ingredientes importantes. Especialmente la lógica, si se tiene en cuenta el Círculo de Varsovia.

Las tendencias que "han imprimido carácter" a la F.A. son:


1.- Anti-idealismo.
2.- Rechazo de la especulación y de la metafísica.
3.- Atención a las cuestiones suscitadas por el lenguaje.

Sin embargo, una tendencia filosófica no se puede reducir a sus rasgos típicos colocados en una lista; y la F.A. no es una excepción a esta regla.

El orden cronológico aproximado de las formas que se han sucedido dentro de la corriente aceptada como F.A. son:

1.- Análisis lógico en el sentido de Russell, con el posterior desarrollo del atomismo lógico y el uso de los recursos del lenguaje formal.

2.- Análisis de Moore y sus discípulos. Las incorrecciones del lenguaje se eliminan mediante el análisis del propio lenguaje, sin atender a lenguajes formales.

3.- La "liga Mach" y el fenomenismo an Austria. En torno al Círculo de Viena y el positivismo lógico, con una fuerte tendencia antimetafísica. Esta etapa exhibe un fuerte reduccionismo yapela al principio de verificación. Es la llamada filosofía "clásica de la ciencia".

4.- Partiendo del positivismo lógico del apartado anterior, la reformulación de Karl Popper, que da lugar a la llamada "nueva filosofía de la ciencia".

5.- El primer Wittgenstein está ligado a las fases 1 y 3.

6.- La diversificación del positivismo lógico (tanto filosófica como geográficamente), coincidente con el último Wittgenstein. Esta fase suele ser apodada como "positivismo terapéutico", "análisis del lenguaje corriente", etc. Coincide con las producciones del "grupo de Oxford": análisis informal de Ryle, análisis conceptual de Strawson y fenomenología lingüística de Austin.

7.- Ampliación del campo de intereses de la F.A. Holismo pragmatista de Quine.Se abandona completamente el viejo reduccionismo y se desarrolla una nueva teleología. Los filósofos de la ciencia se interesan por los marcos conceptuales.

8.- Se despliegan tendencias "postanalíticas"

Respecto a una posible clasificación de la F.A. podemos hablar de cuatro concepciones del análisis filosófico:

1.- El análisis como definición analítica de expresiones simbólicas (Russell)

2.- La aclaración analítica de conceptos, como la aclaración einsteniana de "es simultáneo"

3.- El análisis postulativo usado en la construcción de un sistema logístico

4.- El análisis directivo, que produce enunciados ostensivos cuyos símbolos corresponden a "hechos atómicos".

Sin embargo, la división más clara e intuitiva de la F.A. es la que diferencia el estudio del lenguaje ideal para deshacer las ambigüedades del lenguaje natural; y el estudio de este lenguaje corriente por sí mismo. Estos dos polos de interés se han relacionado desde siempre con el primer y el segundo Wittgenstein.

Filosofía del lenguaje

FILOSOFIA DEL LENGUAJE

Recensión del libro “Introducción a la filosofia del lenguaje” de Juan Jose Acero, Eduardo Bustos y Daniel Quesada. Ed. Catedra

PARTE 0. INTRODUCCION


CAPITULO 1 INTRODUCCION

1.1 Filosofía del lenguaje y filosofía

Una de las características más importantes de la filosofía del siglo XX es el llamado giro lingüístico cuyo origen está en la llamada filosofía analítica.. Básicamente consiste en la tendencia a tratar los problemas filosóficos a partir de la forma en que éstos están encarnados en el lenguaje natural.

Este panorama ha favorecido la proliferación de estudios no filológicos sobre el lenguaje, con incursiones en la filosofía, antropología, sociología y psicología.

Este giro no quiere decir que los problemas filosóficos como tales carezcan de sentido o se reduzcan a meros problemas lingüísticos, como se afirmó a principios de siglo de forma optimista (¿o pesimista?).

La filosofía del lenguaje (FL) tiene foco en uno de los problemas más cuciantes de la actualidad: el de la acción racional, o de la racionalidad.

La lógica formal es la disciplina que mayor relación guarda con la FL. La lógica analiza la estructura formal de las oraciones enunciativas y su concatenación.

Otra disciplina relacionada es la epistemología. El problema básico de ésta, a saber: “¿qué es el conocimiento?” se reformula en virtud del giro lingüístico como “¿Qué quiero decir cuando afirmo que conozco que…?”. El tradicional problema en teoría del conocimiento sobre la distinción entre lo analítico (adquirido independientemente de la experiencia, que expresa verdades universales) y lo sintético (adquirido ediante la experiencia) ha sido usado para separar las ciencias formales (matemáticas, lógica) de las empíricas (biología, física,…). Pues bien, la FL contribuye a aclarar la naturaleza de las oraciones analíticas y sintéticas.

Además, la FL tiene estrechos lazos con la ontología; lazos que parten de la antigüedad. Los griegos ya advirtieron que si la forma más sencilla de referirse a algo es nombrándolo, es porque se da una estrecha relación entre lenguaje y realidad. Los análisis cruzados de la ontología y la FL se centran en una pregunta fundamental: ¿cuál es la ontología que asumimos cuando utilizamos una determinada forma de lenguaje?

Sin embargo, no usamos el lenguaje tan sólo para hablar de lo que existe en el mundo, sino también para expresar actitudes, deseos y sentimientos. Los dos discursos más importantes a este respecto son el ético y el estético.

1.2 Filosofía del lenguaje e historia de la filosofía.

Las relaciones anteriores entre la FL y otras disciplinas son fruto de la historia. Aunque la FL tiene existencia diferenciada desde hace menos de un siglo, el problema del lenguaje es tan viejo como la filosofía.

1.3 Dos actitudes básicas.

El análisis del lenguaje se puede establecer en dos frentes: uno puramente semántico, tratando de poner en claro las relaciones entre el lenguaje y la realidad; y otro pragmático, considerando las relaciones entre el lenguaje y la acción humana.

El origen del primer frente (semántico) está en los finales del XIX, en la reacción contra el idealismo, cuando el positivismo y el atomismo lógicos diagnosticaron que el origen de los problemas filosóficos radicaba en la imperfección del instrumento natural de expresión de los pensamientos. (Frege, Russell, Carnap, Wittgenstein). El trabajo filosófico se concebía como una reforma de los defectos de los lenguajes naturales. Los problemas se han de resolver mediante una decisión que puede ser arbitraria, pero en todo caso bien nítida: los términos no denotativos (que no se refieren a nada) son excluidos o se les asigna una referencia convencional.

La segunda actitud (pragmática) tiene su origen en la llamada filosofía analítica, o filosofía del lenguaje común. Su principio rector está marcado por el segundo Wittgenstein: el lenguaje está bien como está. También ahora se concibe la filosofía como una actividad terapéutica, pero no quirúrgica, sino más parecida al psicoanálisis. Una vez que se ha realizado el análisis crítico del uso que tienen sus términos en el lenguaje natural, los problemas filosóficos no se resuelven, sino que se disuelven.

La insistencia en el examen del uso que hacemos del lenguaje, aunque fracasó en el intento de disolver los problemas filosóficos, hizo que se abriera una nueva perspectiva en el estudio del lenguaje: la pragmática.

1.4 La filosofía del lenguaje, hoy

La FL, como disciplina en expansión, se desarrolla actualmente en tres frentes: la metodología de la lingüística, la investigación de los fundamentos de la lingüística y, a falta de mejor nombre, la “lingüística filosófica”.

CAPITULO 2 ALGUNOS CONCEPTOS BASICOS

2.1 Lenguaje-objeto y metalenguaje.

Supongamos que estamos dando una clase de castellano en inglés. El inglés es el lenguaje sobre el que estamos hablando: es el lenguaje-objeto; mientras que el castellano es el lenguaje que estamos utilizando para hablar sobre el lenguaje objeto: el castellano en este caso es el metalenguaje. Evidentemente ambos pueden coincidir. En las ciencias formales, el lenguaje formal es el lenguaje objeto, aquel en el que se producen las investigaciones lógicas. El metalenguaje es el lenguaje (inglés, castellano, chino) que se emplea para describir ese lenguaje.

2.2 Uso y mención.

Normalmente, las palabras se usan para referirse a objetos o realidades del mundo. Por ejemplo en la oración:

(1) Beethoven compuso nueve sinfonías.

La palabra Beethoven se refiere a un famoso compositor. Otras veces sin embargo el uso que damos a las palabras es muy diferente, como aquí:

(2) Beethoven tiene nueve letras.

En este caso, la palabra Beethoven se refiere a sí misma, no a la realidad que hay tras ella. Habitualmente en el lenguaje escrito usaremos comillas para diferenciarlas, y escribiremos (2) así:

(2’) “Beethoven” tiene nueve letras.

(1) es un ejemplo de uso de una palabra, y (2) es un ejemplo de mención.

2.3 Proferencias. Signos-tipo y signos-ejemplar.

Una proferencia no es sino cualquier acto verbal consistente en la emisión o en la inscripción de un signo o conjunto de signos. Sin embargo nos conviene distinguir cuidadosamente entre el significado de una proferencia y el significado de la expresión resultante de haber realizado una proferencia. Ambas cosas no tienen porqué coincidir en absoluto: la proferencia “te odio” tiene un significado claro y poco ambiguo. Sin embargo, el acto de proferirla en una determinada ocasión particular puede tener un significado completamente opuesto, incluso de cariño.

Para ello hablaremos de expresiones o signos-tipo y expresiones o signos-ejemplar.

Llamaremos signo-ejemplar y expresión-ejemplar a la secuencia de sonidos, o a la inscripción resultante de una proferencia concreta en una situación concreta e irrepetible. Un signo-ejemplar no se puede proferir dos veces, porque las dos proferencias son diferentes necesariamente.

Los signos-tipo son entidades abstractas resultantes de clasificar proferencias ejemplar en virtud de su parecido físico. Son clases de equivalencia de proferencias- ejemplar. A una proferencia-tipo enunciativa a veces es imposible asignarle valor de verdad o falsedad. Por ejemplo:

(2) Hoy hace frío

Son las diferentes expresión-ejemplar de esta expresión-tipo las que serán ciertas o falsas en virtud del momento en el que hayan sido realizadas.

2.4 Morfemas, lexemas, palabras, vocablos y expresiones.

Un morfema, o formante, es la unidad mínima significativa de la lengua. En realidad se trata de morfos, que son realizaciones de los morfemas. Por ejemplo, la palabra “contábamos” tiene cuatro morfos: cont-a-ba-mos. Los morfos cont- y cuent- son dos morfos distintos del mismo morfema.

Los morfemas pueden tener contenido léxico, y se llaman lexemas, o contenido gramatical, como en el ejemplo anterior –a-, -ba- y –mos.

Una palabra es una secuencia de morfos separada de otras por lindes (que en el lenguaje escrito son espacios en blanco.

Un vocablo es la clase de equivalencia de todas las palabras con el mismo lexema. Una forma distinguida de todas ellas es la que aparece en los diccionarios.

Una expresión es una palabra o conjunto de palabras, sin mayor restricción.

2.5 Oración, enunciado e idea.

La definición clásica: “oración es la unidad lingüística más pequeña que expresa un pensamiento" se nos queda corta. Viene a decir que una oración es una concatenación de signos que tiene sentido, o significado; esto es: que expresa una idea. Esta definición no permite diferenciar oración de oración con significado, obviamente. Para ello daremos una definición más general diferenciando el lenguaje en dos aspectos:

1.- Como parte de la conducta total humana. (El uso lingüístico es un conjunto de proferencias).

2.- Como el sistema altamente estructurado de reglas que subyace a dicha conducta. (Podemos clasificar el resultado de dichas proferencias en virtud de dichas reglas).

Una de las unidades de dicha clasificación es la oración. El concepto de oración es un concepto teórico, una abstracción sobre las observaciones de las proferencias, abstracción no realizada con criterios semánticos, sino gramaticales. Todas las oraciones son expresiones-tipo, pero no al revés.

Las oraciones son un conjunto ordenado de signos, y el orden es importante en ellas. Son abstracciones de aquello que tienen en común diferentes ejemplares de expresiones.

Enunciado es una noción que difiere según el nivel de la gramática que se considere (sintaxis, semántica o pragmática). Desde el punto de vista sintáctico un enunciado es un subconjunto propio del conjunto de las oraciones: el de las declarativas o enunciativas concretamente. Lo que diferencia un enunciado de una pregunta son por tanto, a nivel sintáctico, las respectivas condiciones de buena formación. Desde el punto de vista semántico un enunciado es una expresión a la que se puede atribuir las propiedades de verdad o falsedad. Es importante recordar que esta atribución se hace a las expresiones-ejemplar, no a las expresiones-tipo. Aquí los lingüistas se divergen en dos corrientes: la que considera que el enunciado es propiamente la expresión ejemplar de una oración enunciativa (única a la que se puede atribuir verdad o falsedad), y la que considera que enunciado (o idea) es no el ejemplar, sino el significado de dicho ejemplar. Desde el punto de vista pragmático, enunciado es todo acto del hablar por medio del cual se enuncia algo.

2.6 Sintaxis, semántica y pragmática

La semiótica, o investigación general de un sistema de signos, se divide desde Ch. Morris en sintaxis, semántica y pragmática. La sintaxis estudia las diversas combinaciones de signos que dan lugar a estructuras bien formadas en cada lengua. a semántica estudia de qué tratan los signos: estudia las relaciones entre los signos con auqello que constituye su interpretación; y la pragmática se preocupa de los usos reales de dichos signos.

PARTE I FILOSOFIA DEL LENGUAJE Y LINGUISTICA

Capítulo 3. LOS UNIVERSALES LINGÜISTICOS Y LA LINGÜISTICA ACTUAL

3.1. Universales lingüísticos

En principio, un universal lingüístico es una característica que se encuentra en todas las lenguas humanas. Los interesantes son los no triviales (obvios), por supuesto. Han de constituir hipótesis interesantes sobre el lenguaje humano. Los lingüistas consideran interesante aquella propiedad que tienen todos las las lenguas, pero pudieran no haberla tenido, esto es: una estructura ante la cual caben, en teoría, alternativas. En esta distinción subyace la idea de que puede establecerse una distinción entre estos dos tipos de capacidades:

1.- Propiedades y estructuras de la mente relacionadas exclusivamente con capacidades lingüísticas.

2.- Propiedades y estructuras de la mente relacionadas con otras capacidades (aparato fonador, memoria, etc).

Un lingüista que crea en esta separación es natural que intente deducir las propiedades de las capacidades de tipo I por medio de os universales lingüísticos. Además, las capacidades de tipo I son independientes del uso y de las funciones del lenguaje, por lo que no se derivan del aprendizaje, sino que son innatas, y por ello pueden decir mucho sobre la estructura profunda de la mente humana. (Chomsky).

Los universales se dividen en dos grandes grupos:

1.- Sustantivos. Cuando se refieren a los elementos constituyentes de las lenguas.

2.- Formales. Cuando se refieren a la manera en que dichos elemetos estan estructurados. Según otro criterio (el que usaremos aquí, se dividen también en fonéticos, sintéticos y semánticos.

3.2 Universales fonéticos.

Los mínimos sonidos que produce el ser humano se denominan fonos, que se agrupan en clases de equivalencia, dentro de las cuales los fonos pueden intercambiarse sin modificar la normalidad de la comunicación. Estas clases se denominan fonemas. El fonema es una unidad funcional a la que cabe atribuir cierta "realidad mental", no pudiendo ser sustituidos en una proferencia sin cambiar el sentido de la misma. Las diversas lenguas agrupan fonos en fonemas de formas diferentes. Las fonemas se representan entre barras // y los fonos entre corchetes [].

Los fonos se clasifican atendiendo a dos características de los mismos: si vibran o no las cuerdas vocales (sonoros y sordos), y por la forma de interrupción o modulación del aire al producirlos en el aparato fonador humano (oclusivos, fricativos, nasales, etc). Cruzando ambas características en una matriz tenemos los posibles fonos de cualqueir idioma. Con quince o veinte de estas características podemos clasificar todos los fonos de todos los idiomas humanos. El inventario de rasgos distintivos constituye pues un universal lingüístico.

3.3. Universales sintácticos

Así como los fonéticos son universales sustantivos, los sintácticos son formales. Para estudiarlos se aplica el análisis gramático genracional, diferente del sintáctico tradicional que atendía a la función de las palabras en la oración. Ahora lo que nos importa es la regla de buena construcción de las oraciones.

La forma de generación de una oración transitiva es así:

O-> SN SV

SV-> VT SN

SN-> (art) NC

SN-> NP

VT-> {amar, comer, coger, leer,...}

NC-> {perro, golondrina, luna,...}

NP->{Pedro, María, Luis,...Ç

Art-> {el, la los, las, un, una, unos, unas}

Prep->{a, ante, bajo,...}

Donde O=oración; SN=Sintagma nominal, SV= sintagma verbal; NP=nombre propio; NC=nombre común; VT=verbo transitivo; Art=artículo, Prep=preposición.

La regla anterior nos explica cómo podemos formar cualquier oración transitiva. Se usa para ello la representación en árbol, más gráfica.

Las reglas como la anterior no son todas las necesarias para construir un idioma, pues lo visto es una regla independiente del contexto, y existen reglas dependientes del contexto. Además existen las llamadas reglas transformacionales.

A cada conjunto de reglas le corresponde un tipo de gramática. Los gramáticas se llamarán de tipo I, II o III según manejen reglas sensibles al contexto (I), libres de contexto (II) o de estado finito o gramáticas regulares (III). Los lenguajes por ellas generados se denominan de la misma manera; pero hay que tener en cuenta que no hay una relación uno a uno entre las gramáticas generadores y los lenguajes por ellas generados. Un lenguaje generado por una gramática de tipo de tipo I, sensible al contexto, puede no ser de tipo I; para ello es necesario que no exsita ninguna gramática de tipo II que lo genere. Así pues, las gramáticas de tipo I pueden generar lenguajes de tipo I,II y III, las de tipo II pueden generar lenguajes de tipos II y III y las de tipo III sólo lenguajes de tipo III. Las gramáticas de tipos II y III se llaman gramáticas de constituyentes, excpluyendo a las de tipo I.

La importancia de todo esto de cara a los universales lingüísticos es que las estructuras profundas de los lenguajes humanos son reveladas por las gramátias que los generan.

Durante la década de 1950 muchos lingüistas intentaron utilizar gramáticas de tipo III para generar lenguajes humanos, pero Chomsky advirtió de la imposibilidad de hacerlo. La comunidad lingüística admitió que los lenguajes humanos no podían generarse por gramáticas regulares (o de tipo III). Este hecho, al afectar a todas las lenguas humanas ya es un universal lingüístico. Además, es un hecho que a priori no cabe esperar, lo que aumenta el interés del mismo: las lenguas humanas sólo se pueden construir con "gramáticas de constituyentes".

3.4. Universales semánticos

En este campo la cuestión es más nebulosa, entre otros motivos porque los lingüistas no se ponen de acuerdo en los contenidos de la teoría semántica.

La teoría del análisis componencial es la que más directamente lleva a algunos de los aspectos relacionados con los universales lingüísticos. Aquí veremos la llamada versión conceptualista de dicha teoría componencial. Según dicha versión, el significado de un lexema se puede descomponer en una serie de elementos conceptuales atómicos. Tradicionalmente éstos se escriben con mayúsculas para diferenciarlos de las palabras respectivas. Así, por ejemplo el significado de “yegua” contendría los conceptos atómicos (ANIMADO) (ADULTO) (HEMBRA). También se pueden usar los signos + o -, como para “potro” (+ANIMADO) (-ADULTO) (+MACHO).

Esta teoría componencial fue introducida por Katz y Fodor para explicar los fenómenos de polisemia, homonimia, implicación, sinonimia, etc. Katz y otros lingüistas creen que es posible dar un conjunto de rasgos semánticos universales, comunes a todas las lenguas. Según ellos, sería a partir de estos componentes atómicos como las lenguas construyen los significados de sus lexemas. Las diferencis entre lenguas se referirían simplemente a las formas de componer estos sentidos y lexicalizarlos. Existe un escepticismo general a este respecto entre la comunidad científica en general, siendo la hipótesis del relativismo lingüístico la visión exactamente contrapuesta a lo aquí explicado.

3.5. El debate en torno al innatismo

Chomsky y otros piensan que los universales ligüísticos están impresos en la dotación genética humana, y como tales, son innatos. Esta idea se desglosa en tres partes:

1.- Existe una estructura innata de la mente humana que se relaciona exclusivamente con la adquisición y uso del lenguaje.

2.- Esta estructura es básicamente un sistema de ideas innatas.

3.- Este sistema se corresponde con el conjunto de universales lingüísticos no triviales.

Sin embargo, se está muy lejos de conseguir el consenso a este respecto.

PARTE II REFERENCIA, INTENCION Y VERDAD

CAPITULO 4 REFERENCIA Y SIGNIFICADO

4.1 Introducción

La referencia es el mecanismo que nos permite ligar las expresiones dotadas de significado con el mundo. Desde el punto de vista filosófico, el estudio de la referencia es de primordial importancia porque está relacionado con las teorías sobre la existencia. Negar que determinados términos tengan una referencia es negar que determinadas cosas existan, y por ello, delimitar cierta ontología.

Frege introdujo el estudio de la referencia, pero antes J.S. Mill había diferenciado denotación de connotación: Los términos denotan objetos o clases de objetos, mientras que connotan propiedades. Posteriormente, Russel diferenciaba los conceptos de referencia y de significado, y Carnap hacía lo propio con los de extensión e intensión. La mejor forma de entrar en materia es seguir los estudios de Frege sobre la teoría del significado. Comenzaremos con el realismo y la teoría semántica

4.2. Realismo y teoría semántica

Triangulo Odgen

Este triángulo, utilizado por Ogden y Richards refleja la realidad el signo lingüístico, y su relación con los conceptos y con el mundo extralingüístico (el mundo real). Según las diferentes maneras de articular las relaciones anteriores, los lingüistas se han dividido en nominalistas y realistas. Los realistas admiten la existencia de una realidad objetiva en los conceptos, ideas y/o significados de las expresiones ligüísticas. Para los nominalistas, sin embargo, esta objetividad no existe y reducen los conceptos a constructor mentales , o incluso los eliminan completamente de la teoría. En todo caso, para los nominalistas, los conceptos son elaboraciones psicológicas a partir de experiencias concretas, por un proceso de abstracción. (El concepto de gordo, a través de la observación de personas gordas, por ejemplo).

Para las teorías semánticas realistas, la significación es una relación convencional entre realidades lingüísticas concretas (signos) y entidades reales que existen con independencia de estos (los conceptos). En estas teorías suele ocupar un lugar central la llamada función de designación. Las dos principales categorías gramaticales (nombre y predicado) nombran y designan. Los nombres nombran individuos o clases de individuos y los predicados designan atributos. Estos atributos pueden ser de dos clases: cualidades o relaciones. Por ejemplo:

(1) Barcelona tiene cuatro millones de habitantes.

(2) Barcelona tiene más habitantes que Gerona.

Lo oración (1) enuncia una propiedad que satisface el individuo Barcelona, mientras que las segunda afirma una determinada relación entre dos entidades, Barcelona y Gerona. Relación ordenada mediante una secuencia

Y no la contraria.

Estas teorías semánticas realistas suelen identificar objetos y atributos con conceptos, y estados de cosas con proposiciones (o ideas). Estas teorías se encuentran con la dificultad, al incluir el nivel de concepto en la teoría semántica, de proveer un sistema de identificación de los conceptos, mucho más nebuloso que el de los signos o cosas. Las ideas y conceptos no se pueden señalar como se señalan los objetos. Estas teorías deberían poseer medios de especificar la relación de designación en todos los casos, cosa imposible por la propia borrosidad del límite de los conceptos. El mismo problema existe en los nombres que en los atributos.

4.3 La teoría de G. Frege sobre el significado.

El punto de partida de las reflexiones de Frege sobre el lenguaje es la relación de identidad. ¿Es esta relación una relación entre nombres o entre onbetos designados por nombres? Si fuera entre objetos, un enunciado que afirmara la igualdad entre dos objetos nombrados por diferentes nombres (a=b) sería equivalente a un enunciado que afirma la identidad de un objeto consigo mismo (a=a) y por lo tanto, vacía de contenido empírico e informativo. Pero esto no es así; puesto que a=b puede ser una aserción informativa, que habla del mundo y no del lenguaje, como en el ejemplo siguiente:

(3) el lucero del alba es el lucero vespertino.

A diferencia de:

(4) el lucero del alba es el lucero del alba.

La oración (3) es informativa, nos da información sobre un hecho del mundo, y ese carácter informativo viene por la forma en que sus expresiones nominales se refieren al planeta Venus. Este carácter sintético viene del hecho de que la expresión nominales “el lucero del alba” se refiere al planeta de forma diferente a como lo hace la expresión nominal “el lucero vespertino”. De estas observaciones, Grege concluye que las expresiones nominales tiene dos funciones semióticas diferentes: por una parte se refieren a un objeto y por otra expresan un sentido, un modo peculiar de darse el objeto que designan. El objeto al que se refieren es su referencia, mientras que el sentido es ese modo particular en el que el lenguaje nos presenta el objeto, modo que ha de corresponderse con una propiedad determinada que el objeto posee. Así la expresión nominal “el lucero del alba” tiene como referencia al planeta Venus, mientras que el sentido de la expresión es la propiedad de que sea Venus la estrella que brilla al amanecer. Toda expresión nominal gramaticalmente correcta tiene un sentido, pero no necesariamente una referencia. “el número natural que sigue a tres” tiene sentido y referencia, sin embargo “el mayor número natural” tiene sentido pero no tiene referencia, tienen sentido como propiedades que no se cumplen por ninguna entidad particular, lo cual no es obstáculo para que las utilicemos a veces de forma correcta.

De la misma manera, dos expresiones con el mismo sentido deben tener la misma referencia, pero no al revés; y dos expresiones con diferente referencia deben tener diferente sentido.

Los nombres propios son un problema para la teoría de Frege. Es difícil determinar la propiedad que constituye el sentido de un nombre propio, aunque en su origen pueden ser expresiones nominales más complejas cuyo sentido era la propiedad de los individuos que las portaban. Una solución aportada por Stuatr Mill es postular que los nombres propios no tienen sentido, sino sólo referencia, pero Frege prefirió proponer que poseen un sentido peculiar: la descripción o propiedad con que los hace equivaler quien los usa.

Poe ejemplo, si Aristóteles es conocido por quien habla por la propiedad de ser el tutor de Alejandro, para ese hablante la expresión “el maestro de Alejandro” equivaldrá al nombre propio “Alejandro”.

La comprensión del sentido, del modo en que pueden darse diversos objetos, no depende del conocimiento directo de éstos, sino tan sólo del conocimiento del lenguaje. Se puede captar el sentido de una expresión nominal sin conocer el referente. Ahora bien, el sentido de la expresión ayuda a encontrar el referente “lo ilumina parcialmente”; aunque nunca podamos saber todas las propiedades (y por ende todas las expresiones nominales que denotan) al objeto.

4.4. La teoría de las descripciones de Russell

Russell ligó la noción de significado al de referencia sin recurrir a la noción fregeana de sentido, que rechazó. En su teoría es importante el concepto de sintagma denotativo como aquel que no tiene significado por sí mismo, sino tan sólo en el seno de una oración (en oposición a los nombres propios). Por ejemplo “un hombre”, “quienquiera que fuese”, el que vino ayer”, etc. En los nombres propios, su significado es su referencia.

Con el análisis de Russell se soluciona el problema de las afirmaciones de que algo no existe:

(5) El número primo más alto no existe

(5) es significativa, pero el sintagma “el número más alto” no tiene significado en sí mismo. No es un nombre propio, pero sí un sintagma denotativo. Con el análisis de Russell (5) debe enunciarse así:

(6) No es cierto que exista un número primo tal que sea el mayor de todos los números primos.

Otra definición importante para Russell es el de expresiones definidas. Son aquellos sintagmas nominales que comienzan por un artículo determinado singular, pero no son nombres propios.

(7) Scott es el autor de Waverley

Si dicho sintagma fuera reemplazable por su referente único, la oración quedaría:

(8) Scott es Scott.

(8) es tautológicamente cierta, mientras que (7) puede ser cierta o falsa. De hecho es cierta, pero no tautológicamente.

Las expresiones definidas pueden ser de dos tipos:

1.- afirmaciones de existencia.

2.- atribuciones de propiedades.

Los análisis que propone Russell para estos dos casos son:

1.- Para las afirmaciones de existencia:

(9) Existe el actual rey de Francia. Queda transformada en:

(10) Existe uno y sólo un x tal que x es el actual rey de Francia.

2.- Para las atribuciones de propiedades:

(11) El actual rey de Francia es calvo. Queda transformada en:

(12) Existe uno y un solo x tal que x es el actual rey de Francia y x es calvo.

Está claro que con un análisis prerusselliano (11) no es verdadera ni falsa, mientras que con él, es claramente falsa. Russell no admite el principio de sustituibilidad para los nombres y las descripciones, por muy unívocas que estas sean.

Por ejemplo:

(13) Juan quiere saber si Scott es el autor de Waverley. Si sustituimos el sintagma definido por su referencia, tenemos:

(14) Juan quiere saber si Scott es Scott.

Una curiosa consecuencia ontológica de este análisis es la refutación del argumento ontológico como una falacia petitio principii. Esto es así porque en él, la utilización del sintagma definido induce la existencia del concepto definido, mediante una sustitución ilícita. Según Russell, la oración “Dios es el ser más perfecto que pueda pensarse” debe ser substituida por “Existe uno y sólo un x tal que x es el ser más perfecto en el que pueda pensarse, y x es Dios.

4.6. La referencia de las expresiones lingüísticas

Suponemos que diferentes categorías gramaticales tienen diferentes referencias:

CATEGORIA

REFERENCIA

NOMBRES PROPIOS

INDIVIDUOS

NOMBRES COMUNES

GRUPOS DE INDIVIDUOS

ADJETIVOS

PROPIEDADES DE INDIVIDUOS O GRUPOS

VERBOS

ACCIONES

ADVERBIOS

PROPIEDADES DE ACCIONES

PART. SINCATEGOREMATICAS (Prep. Conjunciones, etc)

SIN REFERENCIA

Sin embargo, categorías superiores a las gramaticales también tienen sus referencias, por ejemplo: expresiones referidoras (tanto descripciones definidas o indefinidas comno nombres propios), expresiones de relativo (“quien descubrió la gravitación universal”).

Podemos diferenciar las referencias correctas (óptica semántica) de las que tienen éxito (óptica pragmática), y referentes particulares (individuos) o universales (clases de individuos).

Por el modo en que se efectúa la referencia, podemos distinguir entre referencias generales distributivas o colectivas. Esto requiere una explicación: cuando nos referimos a una clase, podemos referirnos a ella como un todo, o referirnos a todos y cada uno de los elementos de la clase. Ejemplos de referencias colectivas: “Los ingleses son un pueblo simpático”, Me gusta el cordero asado”, “el hombre está condenado a desaparecer de la tierra”. Ejemplos de distributivas: “Los españoles tienen derecho a una vivienda digna”, “los corderos pasaron por el portillo”, “afílame los lápices”.

4.7. Los problemas de la referencia

Entre los muchos problemas relacionados con la referencia, enumeramos los siguientes:

1.- Los vacíos referenciales.

Un vacío referencial se produce cuando no exista una entidad que satisfaga una expresión. Russell estudió el vacío referencial de las proposiciones definidas (que en lógica se denominan descripciones impropias). La investigación contemporánea sigue activa en este campo. Russell afirmaba que las oraciones en las que formaban parte descripciones impropias como sujeto eran falsas, mientras que Strawson afirmaba que no tienen valor de verdad.

2.- La opacidad referencial.

La primera indicación de este fenómeno fue realizada por Frege , pero el término fue introducido por Quine. En algunos contextos, determinadas expresiones no pueden ser sustituidas por otras con el mismo referente (las llamaremos correferenciales) sin alterar el valor de verdad de las oraciones. A estos contextos Quine los llamó contextos indirectos aunque posteriormente se denominaron de actitud proposicional pues se producen en presencia de ciertos verbos que expresan la actitud del hablante respecto al objeto verbal. Quine denomina a estos contextos transparentes, en oposición a los contrarios, que serían opacos. Así pues, contextos opacos son los que no permiten la sustitución de una expresión por otra correferencial con ella, y consituyen por tanto una excepción del principio leibniziano de sustituibilidad salva veritate.

El estudio de los contextos opacos ha producido un progreso notable en el campo filosófico, alrededor de los llamados verbos disposicionales (conocer, saber, creer), en lo que tradicionalmente se denomina discurso epistémico.

CAPITULO 5 INTENSION Y SIGNIFICADO

5.1. Concepciones clásicas sobre la intensión

Así como para Frege las nociones de sentido y referencia eran centrales en la semántica, para Carnap lo eran las de intensión y extensión.

La extensión de una expresión es la referencia que tiene cuando se usa en su contexto normal. Es una noción equivalente a la de referencia como las hemos utilizado aquí.

La intensión de una expresión es el atributo o propiedad que ese término expresa, no como equivalente a la clase de cosas que portan dicho atributo, sino como serie de características. La intensión del término oro sería la serie de características que comparten todos los objetos de oro: cierto color, dureza, etc.

La intensión de una oración declarativa sin embargo es la idea o pensamiento que expresa, en sentido objetivo, o al menos intersubjetivo. Reservamos el nombre de idea para la extensión de una oración, en el caso de términos o expresiones hablaremos de concepto (y a veces de noción). La extensión de un término singular es la serie de características que convienen al individuo que es la referencia del mismo, teniendo en cuenta el modo de designarlo. Así pues, el concepto individual de torre Eiffel es diferente del de la torre más alta de París.

Tenemos por tanto en la concepción clásica el siguiente resumen:

Tipos de expresiones

Intensión correspondiente

Términos individuales

Conceptos individuales

Términos generales

Conceptos

Oraciones

Ideas

5.2. La precisión de los conceptos intencionales

En el corazón de una definición más exacta del concepto de intensión está el de mundos posibles, originario de Wittgenstein e introducido en la filosofía del lenguaje por S. Kripke.

Las intensiones, tanto sean de un término individual, de un término general o de una oración son funciones.

Definimos un mundo posible como μi ={Ai,Bi} donde Bi son los hechos que son el caso en dicho mundo posible y Ai =αji son los objetos o individuos de dicho mundo. Llamaremos M al conjunto de todos los mundos posibles. Precisemos que el conjunto Bi está formado por relaciones entre individuos de μi. Bi ={Bi1j ,Bi2j,...} donde los Bi1j son j relaciones monádicas en μi, Bki2 son k relaciones diádicas en dicho mundo, etc.

Vamos a explicar la importancia del concepto de mundos posibles dentro de la intensión de una expresión: ¿Qué quiere decir que sabemos cuál es el contenido de una oración declarativa? Quiere decir que, para cualquier situación que quepa imaginar sabríamos decir, en principio, si la oración es verdadera o falsa. Un mundo posible no es sino cada una de esas situaciones imaginables, y el mundo real se considera como uno de esos mundos posibles. Así pues:

Sea p una oración declarativa, la intensión de p es la función fp definida por:

fp:M tq μi fp(μi) ε {V,F}

La intensión de una oración declarativa es una función que asigna a cada mundo posible un valor de verdad de dicha oración.

La intensión de una expresión general es una función definida también en el conjunto M de mundos posibles, de forma que a cada mundo asigna un conjunto de individuos de dicho mundo. La expresión general “individuo con riñones” tiene como intensión un conjunto de individuos que en nuestro mundo real puede ser idéntico al conjunto de la expresión “individuo con riñones y corazón”; pero sin embargo es imaginable mundos posibles en los que dichos conjuntos no sean idénticos.

Así pues, sea t una expresión general, la intensión de t es la función gt definida por:

gt: M tq μi gt (μi) C Ai

Por último, la intensión de un término individual es una función definida en el conjunto de mundos posibles, que asigna a cada mundo un individuo de dicho mundo:

Sea t un término individual, la intensión de t es la función ht definida por:

ht : M tq ht(μi) ε Ai

Diremos que la intensión de una expresión es mayor cuanto más finamente delimite el conjunto de objetos de cada mundo posible.

La extensión y la intensión van en relación inversa por lo general; a mayor intensión menor extensión, como se puede ver en la siguiente sucesión de expresiones:

1.- Animal

2.- Animal racional

3.- animal racional de sexo femenino

4.- Animal racional de sexo femenino de 20 años de edad

5.3. Semántica y teoría del significado

En sentido lato, la semántica es la teoría del significado, pero en sentido estrcito es el estudio de la intensión y de la extensión

PARTE III EL ANALISIS PRAGMATICO DEL LENGUAJE: SIGNIFICADO Y ACCION

CAPITULO 8 LA TEORIA PRAGMATICA DEL SIGNIFICADO

8.1 La concepción pragmática de H.P. Grice

Los trabajos de Grice tratan de responder a una pregunta: ¿Bajo qué condiciones podemos decir que nuestras proferencias son significativas?, dicho de otra manera: ¿qué conjunto de condiciones debe cumplir una proferencia para que resulte adecuado afirmar que significa algo determinado? Esta forma de enfocar el problema es diferente a la clásica, que estudiaba primero los “significados” de las palabras de la proferencia y las pretendía integrar en el sentido de la proferencia entera. Ahora tenemos la proferencia entera como un acto humano, y buscamos un significado pragmático a la misma. Hemos avanzado del enfoque semántico al pragmático.

Comunicar algo es querer decir algo, junto con el reconocimiento de que eso es lo que se quería decir. El significado de las proferencias y el reconocimiento de la intención del hablante aparecen en la teoría de Grice firmemente vinculados. Ahora bien, para dicho reconocimiento es necesario algo más que la intención del hablante: al hablante lo que le anima es causar en el interlocutor cierta respuesta por medio del reconocimiento de su intención.

Para precisar más la idea de Grice, distinguiremos dos tipos de proferencias:

1.- Proferencias exhibitivas: aquellas por medio de las cuales el hablante trata de impartir a su interlocutor una creencia (pensamiento, opinión…) Ej: “ El PP va a agarrar las próximas elecciones”

2.- Proferencias protrépticas: aquellas por medio de las cuales el hablante trata de inculcar al oyente una cierta actitud, o disposición a comportarse de alguna manera determinada, induciendo en él una creencia, opinión, etc. “Ej: “Deberías retractarte de lo que has dicho”

Sea: H, un hablante cualquiera

A su interlocutor

x una expresión-ejemplar (una proferencia concreta y única)

a una oración cualquiera en castellano

s un sintagma verbal con verbo de acción en infinitivo.

El concepto pragmático de significado aplicado a proferencias exhibitivas será el siguiente:

La proferencia de x, por parte de H significa que a si y sólo si, para una audiencia A, H profirió x con la intención de que:

(i) A creyera que a

(ii) A reconociera que H pretendía (i)

(iii) La satisfacción de la cláusula (ii) fuese, al menos parcialmente, una razón concluyente para que creyera que a

El concepto pragmático de significado aplicado a proferencias protrépticas será el siguiente:

La proferencia de x, por parte de H significa que A tiene que s si y sólo si, para una audiencia A, H profirió x con la intención de que:

(iv) As’

(v) A reconociera que H pretendía (i)

(vi) La satisfacción de la cláusula (ii) fuese, al menos parcialmente, una razón concluyente para que creyera que H pretendía As’

Donde s’ es la misma oración que s pero el verbo está ahora en imperfecto de subjuntivo (3ª persona).

Ejemplo: Una pareja está bromeando y tras la última broma de ella (A), él (H) le dice con una sonrisa en los labios: "te odio" (x).

Sea a la oración en castellano "Te quiero".

La proferencia x="te odio" de H significa a ="te quiero" pues H profirió "te odio" con la intención de que

(1) A creyera que le quiere, con independencia del significado literal de los términos implicados en la proferencia.

(2) A reconoce sin dificultad que la intención de H es precisamente que crea que la quiere (1)

(3) El reconocimiento por parte de A de la intención de H es concluyente para que lo entienda cabalmente.

8.2 Indicar, expresar, significar

Para proseguir con la tarea de sistematicidad de Grice es necesario definir correctamente tres nociones usualmente utilizadas en el análisis del lenguaje: indicar, expresar y significar. Definido esto, podremos pasar a diferencial lo que las proferencias indican, lo que expresan y lo que significan. Comenzaremos definiendo las diferentes intenciones del hablante.

Intenciones primarias: Son las que mueven a uno a hacer algo. Son las del apartado (i) de las definiciones del párrafo anterior. Responden a la pregunta de ¿Porqué, con qué finalidad hizo el agente lo que hizo?

Intenciones secundarias: Son las que le guían a uno al hacer algo. Son las del apartado (ii) de las definiciones anteriores. Responden a la pregunta de ¿Cómo hizo el agente lo que hizo? ¿Porqué lo hizo como lo hizo? ¿A qué se debe que eligiera estas o aquellas palabras y tal entonación?

Atacamos las definiciones con estos conceptos:

Indicar: Las palabras, gestos, señales proferidas en un acto de comunicación son un índice, o indican, las intenciones primarias de los hablantes. Estamos ante una relación diádica entre las palabras proferidas, o gestos, o entonaciones; y las intenciones primarias de los hablantes.

Expresar: Además de ser un índice, las proferencias expresan algo. Dada la clasificación de proferencias como exhibitivas o protrépticas, dos son las cosas que se pueden expresar: las propias creencias (opiniones, ideas, etc) o los deseos (pretensiones, órdenes etc.). A diferencia de lo que ocurre con la relación de indicar, ahora debemos prestar atención también a las intenciones secundarias. Como hemos visto, éstas últimas tienen una doble función: el reconocimiento por parte del oyente de las intenciones del hablante, y el hecho de que tal reconocimiento proporcione al oyente una buena razón para llevar a cabo la respuesta esperada por el hablante.

Significar: Una proferencia es significativa si los interlocutores son capaces de identificar la intención primaria del hablante mediante el reconocimiento de lo que expresan las palabras de éste. Para proferencias no verbales el análisis es similar. En este tipo de análisis se hace hincapié en el hecho de que emitir una proferencia es ante todo un acto orientado a la consecución de unos fines, así como la adopción de los medios pertinentes para conseguirlos (racionalidad). De estos fines, interesa no perder de vista las intenciones primarias de las proferencias del hablante

Para las proferencias exhibitivas, el significado de la correspondiente expresión-ejemplar es lo que el hablante cree u opina; es decir: el objeto de su creencia u opinión; y por lo tanto aquello que sus palabras expresan.

Para las proferencias protrépticas, el significado es la actitud que el hablante pretende del interlocutor.

En este orden de cosas, diremos que conocer la interpretación completa de una proferencia es poder especificar:

1.- Lo que las palabras proferidas indicar (apelando a las intenciones primarias de los hablantes)

2.- Lo que expresan (recurriendo a las intenciones secundarias)

3.- Lo que significan. (investigando los objetos de las actitudes expresadas por las palabras proferidas)

8.3 Semántica o pragmática: ¿qué es lo primero?

El proceso de comunicación humana plantea diferentes situaciones en las que una proferencia aparentemente exhibitiva es en realidad protréptica. (El hablante afirma “A esta sopa le falta sal” con la intención de que la anfitriona le pase el salero). Esta complicación natural de la comunicación humana hace necesario diferenciar tres significados distintos:

1.- El significado ocasional del hablante. Es el significado de la proferencia. O sea: lo que el hablante desea decir.

2.- El significado atemporal aplicado. Es el significado de una expresión-ejemplar

3.- El significado atemporal. Es el significado de una expresión-tipo.

Se conoce como hipótesis del nominalismo del significado a la siguiente afirmación: El concepto del significado ocasional del hablante es el concepto semiótico básico, a partir del cual pueden definirse los conceptos semióticos de significado atemporal aplicado y de significado atemporal. Resumiendo en muy pocas palabras: a la hipótesis del nominalismo del significado le caracteriza el principio de que el análisis semántico de una lengua natural no tiene prioridad alguna sobre el análisis pragmático en el orden lógico-conceptual, sino precisamente al revés. La semántica de las lenguas naturales está basada en la pragmática, o en su versión débil tal distinción no tiene sentido.

Lo que propugna la teoría nominalista del significado es la autonomía de la pragmática.

A nivel lógico, la construcción de una teoría pragmática de la lengua es una tarea posterior a la elaboración de una teoría semántica, y ésta posterior a una teoría sintáctica. Sin embargo, a la hora de elaborar sus conjeturas, el investigador procede a la inversa: del análisis pragmático de la conducta verbal de los usuarios se sumerge hacia relaciones y estructuras semánticas y sintácticas que no percibe directamente; el orden epistemológico (de menor a mayor abstracción en dirección pragmática -> semántica -> sintaxis) corre en sentido inverso al orden lógico.

Para Grice, y para muchos otros, los niveles más abstractos (semánticos y sintácticos) no proporcionan los medios adecuados para la interrelación de la conducta verbal de los hablantes. En su programa nominalista, Grice atiende a dos conceptos importantes: las nociones de procedimiento y repertorio.

Un procedimiento es una práctica común a un determinado grupo de personas. Puede ser verbal, gestual, etc. (Ejemplo del camionero qu hace un gesto a otro camionero para que le siga, al preguntar el último al primero por dónde se va a un determinado destino). Cada miembro del grupo sabe que el procedimiento dado es un método admitido para conseguir un determinado fin, y sabe que los demás miembros del grupo así lo comprenden también. Un repertorio es un conjunto de procedimientos poseídos por un individuo o un grupo.

La definición de significado atemporal aplicado de una expresión ejemplar de Griece es ahora: sea a una frase en castellano y s un sintagma verbal con verbo de acción en infinitivo.

La expresión-ejemplar x en la situación S y dentro de la lengua L significa a si y sólo si proferir un ejemplar del mismo tipo que a en la situación S es un procedimiento perteneciente al repertorio de los hablantes de la lengua L, y si la proferencia de un ejemplar tal por parte de un hablante cualquiera de L en la situación S significa a (o que A tiene que s)

Podemos ahora precisar la noción de “decir”; para ello utilizamos el concepto de significado de proferencia que se dio al principio de este capítulo y de significado de la proferencia ejemplar dada recientemente.

El hablante H dijo a al proferir x (o que A tiene que s) en la situación S si y solamente si :

1.- la proferencia de x por parte de H significa que a (o que A tiene que s)

2.- y la expresión ejemplar x, en la situación S y en la lengua L significa exactamente “a”

Dicho de otro modo: un hablante dice algo en una determinada situación siempre que se dé un determinado tipo de coincidencia entre lo que significa la proferencia que emitió y lo que significan atemporalmente las palabras o señales que profirió en dicha situación..

8.4. Convención y comunicación

Según el filósofo D. Lewis una convención es una regularidad en el comportamiento de los miembros de una comunidad, grupo o población , que ésta impulsa, o al menos conserva; porque atenerse a dicha regularidad es un medio satisfactorio de coordinar intereses específicos y generalizados de los miembros del grupo. Para qued dicha regularidad sea una convención hace falta asimismo que los miembros sepan individualmente que la adopción de tal medida es para todos ellos ventajosa y preferible a que “vayan por libre”.

Las convenciones no son por tanto meras arbitrariedades, sino que sirven a necesidades del grupo; si bien el establecimiento puede suponer renuncias o sacrificios por un lado, y represiones punibles en caso de incumplimiento por otro.

La comunicación humana tiene un alto grado de convencionalidad. De hecho, podemos ver que la noción griceana del significado ocasional del hablante de Griece se articula con el de convención humana de Lewis. Si el hablante H quiere comunicar algo a su interlocutor A (su pena por el fallecimiento de un familiar de A), el primero desea que su intención sea reconocida por A mientras que A trata de indentificar el deseo de H. Está implícito el mutuo deseo de colaboración entre H y A. Si ahora suponemos que existe una convención de proferir determinadas palabras para transmitir cierto pensamiento específico (x = “Te acompaño en el sentimiento”). Si esta regularidad está vigente y tanto H como A poseen ese saber recíproco, la estrategia es evidente: H proferirá x, y A no tendrá ningún problema para identificar los deseos de H. Podemos afirmar que comprender el significado de algo y desear comunicar algo involucra a la vez las intenciones del hablante y la existencia de convenciones lingüísticas.

El concepto de convención de Lewis tiene su correspondencia con el de procedimiento de Griece, aunque la formulación es diferente y NO son equivalentes: la noción de procedimiento encierra menos cosas que la de convención.

Por otro lado, el concepto de convención no nos es suficiente para explicar el significado de las proferencias; pues aunque podemos probar la convención de multitud de proferencias, jamás lo haremos de todas ellas. Más aún: con algunas (las más) nunca nos habremos topado, en virtud del proceso creativo del uso de la lengua. El número de expresiones lícitas en una lengua es infinito, y no puede haber convenciones para todas ellas.

8.5. Implicaturas conversacionales

CAPITULO 9 LOS ACTOS DEL HABLA

9.1 L. Wittgenstein: el significado como uso

Ante la pregunta ¿En qué consiste en significado de una palabra, una frase, una oración? Wittgenstein nos dice que el problema filosófico de cuál es la naturaleza de los significados es un pseudoproblema: “aténgase usted al uso o usos de las palabras, frases y oraciones, porque es lo único que importa para comprender cómo es que un signo tiene vida. Wittgenstein nos propone el concepto de “juego de lenguaje” , que sn las formas del lenguaje con las que un niño comienza a hacer uso de las palabras. Lo importante no es el presunto significado de las palabras, sino el uso que les damos en los juegos del lenguaje. (Ejemplo de la madre que le pregunta al niño si quiere agua o leche). Cuando una palabra tiene varios significados, lo que ocurre es que es utilizada de formas diferentes en juegos de lenguaje diferentes. Wittgenstein reservó el término “aire de familia” para el conjunto de juegos de lenguaje que utilizan los usos diferentes de una misma palabra.

Se diferencian dos niveles de gramática en el uso de las palabras: la gramática superficial “la parte del uso que es oída” y la profunda o lógica “relativa a las reglas que determinan cómo han de emplearse las palabras en el transcurso del juego”

Un ejemplo de G. E. Moore:

(1) Algunos tigres domesticados gruñen

(2) Algunos tigres domesticados existen.

El sintagma nominal como a ambas tiene la misma gramática superficial, pero no así con la profunda. Los juegos (1) y (2) son juegos en los que los participantes se atienen a reglas diferentes. En (1) el juego podría consistir en hacer un inventario de las actividades de los tigres domesticados, o de los tipos de animales que gruñen. En (2) estos juegos no son de aplicación en absoluto. Si el juego fuera pasar revista a los animales susceptibles de domesticación, el caso (1) no tendría sentido, y el (2) sí. Podríamos reformular esta diferencia diciendo que “gruñir” es un verbo que puede ser utilizado para describir parte de la conducta de los tigres domesticados, mientras que “existir” carece de uso descriptivo y de uso predicativo. La gramática lógica de gruñir y existir son diferentes.

9.2 El uso de las palabras y el análisis filosófico

Según lo visto más arriba, el significado o los significados de una palabra no es (son) sino los usos de la misma en los juegos del lenguaje y saber qué actos del habla se llevan a cabo en tales juegos es precisamente saber el significado de la palabra. Ahora bien, las cosas no son tan sencillas; no está claro, por ejemplo que la proferencia de una oración en la que aparece una palabra como “bueno”, haya que interpretarse como un acto de elogio o recomendación.

Veamos un ejemplo triple:

(3a) Esa es una buena película

(4a) Es verdad que para Hegel el sistema solar constaba tan sólo de cinco planetas

(5a) Sé que hay inéditos de Wittgenstein de gran interés.

Las siguientes oraciones pueden considerarse sinónimas de las anteriores:

(3b) (Yo te) recomiendo esa película

(4b) (Yo) confirmo que para Hegel el sistema solar estaba compuesto…

(5b) (Yo) estoy absolutamente seguro de que hay inéditos de Wittgenstein de gran interés.

Sin embargo, estas substituciones no conservan la similitud de sus funciones cuando utilizamos otros juegos lingüísticos:

(6a) Me pregunto si ésta es una buena película)

(7a) Si es verdad que para Hegel el sistema solar constaba tan sólo por cinco planetas, Hegel estaba en un error.

(8a) ¿Puede uno saber algo sin estar seguro de ello?

Efectuadas las sustituciones anteriores, quedarían:

6b) Me pregunto si (me) recomiendo esta película

(7b) Si yo confirmo que para Hegel el sistema solar estaba compuesto tan sólo por cinco planetas, Hegel estaba en un error.

(8b) ¿Puede uno estar seguro de algo sin estar seguro de ello?

Está claro que el patrón de identificar el significado de las palabras con el uso en el acto del habla no es un patrón que nos merezca una confianza absoluta. La razón de ellos es que la unidad de habla, el vehículo lingüístico propiamente dicho, no es la palabra, sino la oración. Por ello debemos analizar más detenidamente el acto del habla y cuántas especies de acto de habla hay que distinguir. Con esta herramienta (debida principalmente a J.L. Austin) podremos acometer nuestra empresa óptimamente.

9.3 Actos locutivos, elocutivos y perlocutivos.

En el acto del habla podemos distinguir estos tres tipos de actos:

Locutivo: consiste en proferir, en decir algo. Se subdivide en tres actos:

1.- fonético: emitir sonidos

2.- fático: hacer que dichos sonidos compongan términos o palabras pertenecientes a un vocabulario y organizados de acuerdo con una norma gramatical.

3.- rético: acto de emitir las palabras con un sentido, una referencia.

Se puede hacer un acto fonético sin que sea fático ni rético, y un acto fático sin que sea rético (un loro, por ejemplo), pero la revés no ocurre así: un acto rético implica actos fático y fonético, y un acto fático implica un acto fonético.

Inlocutivo: consiste en el acto que se realiza al decir algo, no en el mero hecho de decirlo. (si digo “yo prometo X”) el acto locutivo está en el hecho de decir y el inlocutivo está en el hecho de prometer.

Perlocutivo: consiste en el acto que uno realiza por el hecho de realizar un acto inlocutivo; Los actos perlocutivos son lo efectos que el acto inlocutivo produce en los sentimiento, pensamientos o acciones del auditorio o del hablante. De forma aproximada podríamos decir que el acto inlocutivo se lleva a cabo al decir algo mientras que el acto conversacional o perlocutivo es el efecto producido al decir algo. Pero aunque el acto locutivo conlleva necesariamente un acto inlocutivo, uno inlocutivo no lleva necesariamente a un acto perlocutivo. Lo explicamos:

Si alguien me dice: “El dinero, rápido, si quieres salvar tu vida” está claro que el acto locutivo es la mera proferencia, el inlocutivo es la amenaza para que dé mi dinero, y el perlocutivo puede no existir si soy sordo, si tengo una extraordinaria sangre fría, etc.

La existencia de un acto perlocutivo implica la previa existencia de un acto inlocutivo que le sirve de plataforma, pero esta implicación no es a la inversa. No existe un procedimiento convencional para asociar estrechamente los actos elocutivos y perlocutivos.

La caracterización de los actos perlocutivos plantea dos cuestiones: (1) ¿Cómo distinguir actos inlocutivos y actos perlocutivos? y (2) ¿Qué distingue a los actos perlocutivos de otros efectos de los actos inlocutivos?

Para responder a la primera cuestión necesitamos la noción de verbo realizativo. Lo que caracteriza a los verbos realizativos es una asimetría entre la primera persona del singular del presente de indicativo y sus restantes formas. Cuando se usa el verbo en primera persona del presente de indicativo se ejecuta la acción correspondiente mientras que en las restantes formas se describe esa acción. Así al decir ’Prometo que iré’ se está realizando una promesa mientras que al decir ’Promete que irᒠo ’Prometí que iría’ se está describiendo la acción de prometer, no realizándola. Prometer es pues un verbo realizativo, lo mismo que felicitar, ordenar o afirmar.. Por el contrario, al decir ’Te convenzo de que vayas’ no estoy convenciendo a mi interlocutor de modo que convencer no es un verbo realizativo.

La noción de verbo realizativo permite formular un test para la distinción inlocutivo versus perlocutivo: cuando un verbo es realizativo, denota un acto inlocutivo. Por consiguiente los verbos que denotan actos o efectos perlocutivos no son realizativos. Este test ha de entenderse como una indicación útil a la hora de distinguir entre actos locutivos e inlocutivos. Hay excepciones a la correspondencia realizativo/inlocutivo y no realizativo/perlocutivo. Una de esas excepciones es insultar. Insultar es un acto inlocutivo expresivo pero decir "Te insulto" no es insultar (la explicación hay que buscarla en las normas de la cortesía). En otros casos el resultado del test no es claro. Considérese la siguiente oración ‘Dudo que se esté aplicando una política sostenible a largo plazo’. Cuando alguien la emite en circunstancias apropiadas, ¿está poniendo algo en duda o está manifestando sus dudas? Por una parte se parece a ‘ Afirmo que la política que se está aplicando no es sostenible a largo plazo’, lo que llevaría a considerar dudar (o poner en duda) como un acto inlocutivo asertivo, que se diferenciaría de afirmar por su grado de fuerza. Pero por otra parte también se parece a ‘No estoy convencido de que se esté aplicando una política sostenible a largo plazo’, lo que llevaría a clasificar dudar como un acto perlocutivo. Lo que está detrás del test propuesto es que los actos inlocutivos son convencionales y en cuanto tales pueden hacerse explícitos mediante la correspondiente fórmula realizativa ("Prometo...", "Te felicito", "Afirmo que...", etc.). Los actos perlocutivos no son esencialmente lingüísticos y pueden no corresponder a las intenciones del hablante. Por tanto, los efectos perlocutivos pueden lograrse sin realizar actos de habla.

9.4 La estructura de las proferencias: frástico, trópico y néustico.

La ejecución de una proferencia verbal cualquier lleva imlícito un acto fonético, un acto fático y un acto rético, así como un acto inlocutivo. La pregunta ahora es: ¿Existen alguna correlación entre las proferencias llevadas a cabo y los actuos del habla (preferentemente inlocutivos), realizados a su través?

Esta tarea parece factible poniendo al descubierto tres factores o ingredientes de toda proferencia:

1.- El factor frástico: es el ingrediente de la proferencia cuya interpretación nos da el contenido descriptivo de la misma.

2.- El factor trópico es aquel cuya interpretación nos determina el tipo de acto del habla llevado a cabo por la proferencia.

3.- El factor néustico es aquel cuya interpretación nos indica la medida en que el agente de la misma se compromete a aceptar la verdad, deseabilidad del contenido descriptivo de la proferencia.

Diferenciaremos el frástico y el trópico con un ejemplo.

(14a) Regresas a Granada en avión.

(15a) ¿Regresas a Granada en avión?

(16a) ¡Regresa a Granada en avión!

El contenido descriptivo de las tres es el mismo: describe el hecho de que tú, la persona destinataria de la proferencia, regresa a Granada, y lo hace utilizando el avión como medio de transporte. Sin embargo, los actos de habla de las tres son diferentes. En el primero, enunciamos un hecho, en el segundo preguntamos si este hecho va a tener lugar en el futuro y en el tercero damos una orden para que se cumpla un hecho. El frástico se combina con el trópico para dar lugar al acto del habla. Podemos expresar las tres proferencias de otro modo equivalente:

(14b) Es verdad que: regresas a Granada en avión

(15b) ¿Es verdad que: regresas a Granada en avión?

(16b) ¡Que sea verdad que: regresas a Granada en avión!

Aquí las cláusulas “Es verdad que”; “¿Es verdad que?” y “¡Que sea verdad que!” hacen las veces de indicadores de la fuerza inlocutiva de las proferencias, es decir, los trópicos de las mismas.

Podríamos escribir aún, utilizando verbos realizativos explícitos:

(14c) (Te) informo de que regresas a Granada en avión

(15c) (Te) pregunto si regresas a Granada en avión

(16c) (Te) ordeno que regreses a Granada en avión

Si admitimos la equivalencia de (14a)-(14c), de (15a)-(15c) y de (16a)-(16c) admitiremos que las cláusulas “Te informo que”, “Te pregunto si” o “Te ordeno que” dotarían a las proferencias de la fuerza elocutiva indicada por las cláusulas “Es verdad que”, “¿Es verdad que” y ¡Que sea verdad que!”; por lo que en nada contribuirían al contenido descriptivo de las proferencias (14c), (15c) y (16c). A veces el trópico queda enmascarado en su verdadera naturaleza. Por ejemplo, la siguiente proferencia realizada por un agente con autoridad sobre el oyente: “Me gustaría que hicieras ese trabajo”. Está claro que el frástico y el trópico, más que a la estructura sintáctica de la proferencia, pertenecen a la estructura pragmática de la misma; al nivel de representación del tipo de acto del habla que supone emitir la proferencia.

Respecto al néustico, ocupémonos de las oraciones (14a), (15a) y (16a). El néustico de la primera se refiere al compromiso del hablante con la verdad del lo enunciado por el frástico de la proferencia. Se reduce al hecho de que el hablante cree la veracidad de que regresas a granada en avión. El néustico de (15a), proferencia con el valor inlocutivo de una petición de información, expresa el hecho psicológico de que el hablante ignora la veracidad de si regresas a Granad en avión, y en el tercer caso expresa el deseo terminante de que regreses a Granada en avión. En definitivva, el néustico de una proferencia es el factor que corresponde a la actitud del hablando hacia el contenido descriptivo o estado de los hechos relacionado con el frástico correspondiente.

9.5 La estructura de los actos inlocutivos

El filósofo J. Searle es el que más ha estudiado este tema. Propuso tres condiciones cuya satisfacción garantiza la plena ejecución del acto del habla:

Condiciones preparatorias: tiene que ver con las condiciones previas al acto del habla: el derecho que asiste al hablante para hacerlo, su autoridad, condiciones que deben darse para que el acto sea posible, etc.

Condiciones de sinceridad: afectan a las creencias o sentimientos apropiados que el hablante debe tener su ejecución de la proferencia. ( Quien efectúa una pregunta debe satisfacer la condición de sinceridad de ignorar la respuesta apropiada, quien segura la verdad de algo debe estar convencido de esta verdad, etc) Sin embargo, la violación de la condición de sinceridad no impide el acto de habla.

Condiciones esenciales: se refieren al tipo de compromisos que el hablante adquiere por el hecho de haber proferido tales o cuales palabras, compromisos que afectan a las ulteriores creencias e intenciones del hablante y que son constitutivos del acto ejecutado (no es lo mismo proferir una prolación con intenciones de comprometerse en algo, que de dar una orden o efectuar un enunciado).

Estas tres condiciones no agotan la estructura del acto inlocutivo, aunque constituyen su núcleo. Además está lo que se ha dado en llamar la condición griceana específica del acto inlocutivo: el hablante intenta producir en su audiencia un cierto efecto inlocutivo- que ésta sepa que se está prometiendo algo, que se le está insultando, etc. - por medio del reconocimiento de la intención del hablante. ; y pretende que dicho conocimiento sea efectivo en virtud de la asociación existente entre las palabras de su proferencia y la fuerza inlocutiva que poseen. Dicho de otro modo: si la audiencia se da cuenta de cuál es el efecto buscado por el hablante (de su fuerza inlocutiva), parece natural concluir que ha entendido el mensaje.

Así como determinar el contenido de una proferencia atañe al frástico de la misma, determinar las condiciones preparatorias, de sinceridad, esenciales o griceana atañe al trópico de la misma. Tenemos pues una fuerte vinculación entre la estructura de los proferencias y la estructura de los actos del habla por los cuales se emite la proferencia. Pero esta vinculación tiene un problema:

¿Hay algún ingrediente del acto inlocutivo que se corresponde al néustico de la proferencia del hablante? La respuesta es que sí: las condiciones de sinceridad contienen, entre otras, la interpretación del néustico de la proferencia.

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9.6 Hacia una taxonomía de los actos del lenguaje

La propia tesis de Wittgenstein sobre la multiplicidad de los juegos del lenguaje hace ver con escepticismo la mera tarea de clasificar los mismos, o los actos del lenguaje. Sin embargo este escepticismo no es sólido, una vez que se comprende que los propios actos inlocutivos gozan de estructura. La propuesta de clasificación de Searle es la siguiente:

Actos inlocutivos

Indirectos

Directos

Representativos

Directivos

Conmisivos

Expresivos

Declaraciones

Representativas

No representativas

9.6.1. Actos de habla indirectos

A menudo lo que decimos y lo que queremos decir coincide, pero no siempre es así. A veces la fuerza involutiva real no coincide con la aparente. Dichos actos los denominaremos indirectos. Ejemplos de esto son las prolaciones:

(20) ¿Es que no puedes dejar de hacer ruido?

(21) ¿Por qué no tomar un café coñac después del café?

(22) Te he dicho cien veces que te laves las manos antes de sentarte a la mesa.

En estos casos, el trópico de la proferencia no se comporta como fiel indicador del acto de habla ejecutado. La primera no es una pregunta, sino una orden; la segunda no es una pregunta, sino una sugerencia, y la tercera es una orden, no una afirmación. Estas últimas serían las fuerzas inlocutivas primarias, y las otras las secundarias. Lo notable del fenómeno es que el hablante da a entender a sus interlocutores una cosa diferente de la que realmente dice, y el interlocutor lo entiende a pesar de ello. Bajo ciertos principios de cooperación que rigen el comportamiento verbal las proferencias adquieren su verdadero sentido.

9.6.2 Actos inlocutivos directos

Estos no muestran laguna alguna entre lo que dice el hablante y lo que quiere decir. En este sentido la interpretación de los actos inlocutivos directos no parece requerir recurso a principios de cooperación, ni de información contextual. Importante para clasificarlos es lo que Searle llamaba el punto inlocutivo: es específico propósito con el que son realizados.

J. Searle ha distinguido cinco tipos de actos inlocutivos directos, atendiendo a tres criterios:

1.- Criterio de las condiciones esenciales

2.- Criterio de la dirección de ajuste entre el frástico y el mundo

3.- Criterio de clasificación de los estados psicológicos del hablante.

Con estos tres criterios, la clasificación de Searle es la siguiente:

9.6.2.1 Actos inlocutivos directos representativos

El punto inlocutivo es comprometerse el hablante con la verdad del frástico de la proferencia. La actitud psicológica expresada es la de creencia. La dirección de ajuste es de las palabras al mundo (el hablante quiere que sus palabras se ajuste al mundo). Actos de este tipo son: mostrar, predecir, refutar, fechar, caracterizar, opinar, hipotetizar, aventurar, ilustrar, definir… pero también jactarse, agraviar, insultar,.

9.6.2.2. Actos inlocutivos directos directivos

El punto inlocutivo es el hecho de que el hablante trata de conseguir algo de sus interlocutores. La condición psicológica es la de deseo y la dirección de ajuste es de mundo a palabras (el hablante quiere que el mundo se ajuste a sus palabras). Actos de este tipo son: ordenar, pedir, suplicar, retar, invitar.

9.6.2.3. Actos inlocutivos conmisivos

Su punto inlocutivo es comprometer al hablante a seguir o adoptar una determinada línea de conducta. La direccion de ajuste es de mundo a palabras (como los directivos) : prometer, proyectar, abrazar (una causa), garantizar, pactar, dar la propia palabra…

9.6.2.4 Actos inlocutivos expresivos

El estado psicológico del hablante es de sinceridad. Como excepción, no hay dirección de ajuste entre el frástico y el mundo. Sto es así porque la ejecución de la proferencia da por sentada la veracidad del frástico correspondiente.. Son de este tipo dar la bienvenida, lamentarse, pedir perdón, agradecer, felicitar, etc.

9.6.2.5 Actos inlocutivos declarativos

Son actos cuya realización implica que el hablante y los oyentes pertenecen a una determinada comunidad (religión, estado, clan, club), o que quedan bajo las leyes de una determinada comunidad.. Pertenecen a este tipo: bautizar, excomulgar, declarar (culpable o inocente), expulsar, nombrar (un cargo), declarar (la guerra), estipular…

Las declaraciones carecen de condición de sinceridad, porque no hay ninguna actitud psicológica específica en ellos. A su vez, la dirección de ajuste es doble: de mundo a palabras y viceversa. El punto inlocutivo es el de declarar.

PARTE 4 LENGUAJE, RACIONALIDAD Y CULTURA

CAPITULO 10 LA TEORIA DE LA INTERPRETACION RADICAL

10.1 Conducta verbal y racionalidad

La conducta verbal encierra una gran dosis de racionalidad práctica: las proferencias son teleológicamente explicables.

La interpretación radical (IR) es aquella empresa teórica cuyo objetivo específico es el de proporcionar una teoría del significado de las proferencias de los usuarios de una lengua, en el seno de una comunidad o población, y en una situación en la que se carece por completo de toda pista sobre la lengua allí hablada.

10.2 Lenguaje, pensamiento, conducta.

Para desvelar el significado de las proferencias de los hablantes hay que poner al descubierto la intención que animaba la realización de dichas proferencias.

Pero esto no basta: hay que poseer asimismo información sobre sus creencias (lingüísticas y extralingüísticas). Pero es muy difícil inferir las creencias de una persona sin saber de antemano el significado de sus proferencias.

Por eso la teoría de la interpretación radical se propone determinar simultáneamente las intenciones y las creencias de los hablantes por un lado; y el significado de sus proferencias por otro.

Círculo a desentrañar:

1.- Las proferencias son acciones intencionales.

2.- Toda interpretación de una preferencia apela a intencionalidades y creencias.

3.- La intención del hablante no es conocida a priori, sin saber el significado de la preferencia.

Toda teoría interpretativa deberá tener en cuenta tres parámetros:

1.- El pensamiento

2.- El lenguaje

3.- La conducta verbal traducida en proferencias.

10.3 La estrategia del al I.R. de Davidson

La mutua interdependencia del lenguaje y el pensamiento nos lleva a un aparente callejón sin salida. Davidson propone una praxis que hace posible la interpretación, basada en tres principios:

Principio de la autonomía de la semántica

Según este principio cada proferencia emitida por el hablante es asociada a un conjunto de condiciones veritativas (condiciones bajo las cuales la proferencia es cierta o falsa). Dichas condiciones son relativas al hablante y contextuales respecto a la ocasión del habla.

Principio de Caridad

Con el primer principio no se puede dar el salto desde la interpretación literal hasta la intencional. Este segundo principio postula que el intérprete ha de imputar al hablante aquellas creencias e intenciones que maximizan el mutuo acuerdo sobre cuál es la causa racional de la preferencia.

Principio del triángulo

Según este principio las creencias y los deseos del hablante deben considerarse los mismos sin importar en absoluto la lengua (la del hablante o la del intérprete) vengan expresados. Este principio no postula otra cosa que la posibilidad de expresar las modalidades de pensamiento de los hablantes en la lengua del intérprete. La Tesis de Safir-Whorf critica precisamente este principio.

10.4 Un ejemplo ilustrativo.

Malinovsky en las islas Trobiand, y la interpretación de la proferencia “boge laymayse”.

10.5 Interpretación radical desde una perspectiva materialista

D. K. Lewis añade otros dos principios a la teoría de Davidson:

El principio de Veracidad

Este principio limita la relación entre las creencias e intenciones del hablante y el significado de sus proferencias. Establece que la atribución de creencias e intenciones al hablante por parte del intérprete (en la lengua del intérprete, además) debe regirse por la máxima de que el hablante es veraz (no emite proferencias que no crea verdaderas).

El principio de Manifestación

Es el que más claramente diferencia los supuestos de Davidson y de Lewis. Según este principio, las creencias e intenciones del hablante han de manifestarse normalmente en sus disposiciones al comportamiento verbal. Dicho de otro modo, salvo casos de disimulo o engaño manifiesto, las proferencias del hablante son la mejor manifestación de sus creencias y deseos. Supone la tesis de que las creencias y deseos de los hablantes no son sino estados de un sistema físico, que es el propio hablante, y que dichos estados se ponen de manifiesto bajo las disposiciones al comportamiento verbal.

Este principio supone aceptar la tesis de identidad psicofísica, que asegura la imposibilidad de que haya dos individuos idénticos entre sí (dos sistemas físicos idénticos) y que, no obstante, difieran en sus creencias y deseos y en lo que respecta al significado de sus proferencias. (Es un principio materialista)

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Davidson recusaría la idea de que conceptos como creencia, deseo e intención sean reducibles a conceptos físicos, neurológicos o disposicionales.

De una manera u otra, no hay esperanzas de conseguir una teoría de la interpretación de la conducta verbal de una comunidad de hablantes sin disponer de una teoría de la mente humana y su relación con el habla.

10.6 La tesis de la indeterminación de la traducción.

Se denomina traducción radical a la empresa de traducción de una lengua de una comunidad a la que se arriba por vez primera, con absoluto desconocimiento de su cultura.

El proyecto se realiza en base a la observación del comportamiento social, las fuerzas físicas que inciden sobre el hablante. Existe pleno desconocimiento de las creencias, deseos e intenciones del hablante. Este problema es abordado por W.V. Quine. La solución de quine es confeccionar un “manual de traducción”: a cada oración del hablante (de las infinitas que componen su lengua) el manual le asigna una o más oraciones de la lengua del traductor que sean semánticamente. El problema estriba en la clase de equivalencia a usar. La solución natural: “una versión de una oración nativa es correcta si y solo si expresa la misma idea o idéntico pensamiento que aquella” no es aceptada por Quine. Esta idea “natural” la llamaremos semántica mentalista. Quine sustituye este significado mentalista con el llamado significado estimulativo:

El significado estimulativo de la oración O, para un cierto sujeto S, es la clase de los estímulos sensoriales que inducirían a S a asentir O, junto con la clase de estímulos sensoriales que le inducirían a disentir de O.

Este es el concepto central del análisis de la conducta verbal para Quine, análisis que propone bajo la tesis de la indeterminación de la traducción, que dice que:

Si dados unos datos sobre conducta social mente observada elaboramos un manual de traducción, es posible elaborar para esa misma lengua multitud de manuales de traducción mutuamente incompatibles entre sí a partir de los mismos datos. Esta tesis contiene obviamente otra, que dice que ningún manual de traducción dará cuenta de la disposición de los hablantes a comportarse de tal o cual manera. Alternativamente esto quiere decir también que en las mismas condiciones las proferencias admiten más de una interpretación y más aún: que la interpretación que les corresponde no queda unívocamente determinada por la conducta observable de la comunidad lingüística observada.

Quine piensa que el concepto semántico de verdad puede proporcionar un punto de vista privilegiado en este aspecto: una persona comprende o capta el significado de una oración cuando sabe cuáles son las condiciones bajo las cuales dicha oración es cierta o falsa. Se trata de una asimilación de los conceptos de “significado” y de “condiciones de verificación”.

¿Es esto rojo? , ¿Hay ahí un árbol? Serían dos ejemplos. La génesis de las palabras canguro o Yucatán son ejemplos de los peligros de este enfoque.

Aquí podríamos mencionar el llamado principio de P. Duhem: ninguna oración aislada puede someterse a contrastación empírica, esto es un privilegio de conjuntos de oraciones.

Otro problema es que la mayor parte de las oraciones no son observacionales (creencias religiosas, científicas…las que Kant llama proposiciones analíticas). A estas oraciones llamaremos oraciones eternas. Las oraciones eternas son susceptibles de traducción de manera indirecta, como integrantes de un bloque al que pertenecen oraciones estimulativamente significativas.

La teoría de interpretación radical avalada por Quine está mucho más cerca de la teoría de identidad psicofísica Lewis que de la de Davidson.

LEXICO

Prolación: Acción de proferir o pronunciar. Hecho de expresar una frase.

Proferencia: Lo mismo que prolación.

Intensión: la intensión de un término o expresión general es el atributo o propiedad que ese término expresa. La intensión de una oración declarativa es la idea o pensamiento que dicha oración expresa.